La escena teatral de Barcelona
Barcelona es, desde hace décadas, uno de los epicentros teatrales de España. Su escena no solo se apoya en grandes instituciones como el Teatre Nacional de Catalunya o el Lliure, sino también en una red de compañías independientes que han tejido una cartografía escénica diversa, creativa y arraigada en el tejido cultural de la ciudad. Estas compañías, con trayectorias consolidadas o emergentes, han sido claves en la renovación del lenguaje teatral, la consolidación de nuevas dramaturgias y la formación de públicos cada vez más abiertos y exigentes. En sus propuestas conviven la tradición y la vanguardia, lo local y lo global, lo político y lo íntimo.
Una de las compañías fundamentales para entender el teatro catalán contemporáneo es Els Joglars. Fundada en 1962 por Albert Boadella, la compañía se consolidó durante el tardofranquismo como uno de los referentes del teatro satírico y de denuncia. Su lenguaje escénico, basado en el gesto, el trabajo físico y la provocación intelectual, se tradujo en espectáculos que marcaron época como *La torna*, *Ubú president* o *El nacional*. Aunque desde la retirada de Boadella el grupo ha vivido un proceso de renovación, Els Joglars sigue activo, manteniendo su espíritu irreverente y crítico. Su sede, el centro de creación El Llorà, en Girona, es también un espacio de investigación teatral.
Otra referencia ineludible es La Fura dels Baus. Nacida en 1979 en el entorno de la contracultura barcelonesa, esta compañía revolucionó el teatro europeo con un lenguaje híbrido entre la performance, el teatro físico, la tecnología y la música. Espectáculos como *Accions*, *Suz/o/Suz* o *Noun* rompieron las barreras entre escenario y público, convirtiendo la experiencia teatral en un acontecimiento sensorial. En los años noventa, La Fura dio el salto a la ópera y los macroespectáculos internacionales, sin perder su raíz experimental. Su participación en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992 consolidó su prestigio global. Hoy, con más de cuarenta años de trayectoria, sigue siendo un emblema de innovación escénica.
En una línea más íntima y poética se sitúa La Perla 29, la compañía dirigida por Oriol Broggi. Instalada en la Biblioteca de Catalunya, en el corazón del Raval, La Perla ha sabido construir un universo estético propio, basado en el respeto por la palabra, la calidez del espacio y una relación directa con el espectador. Montajes como *Incendis*, *Els jugadors*, *Coriolà* o *Canto jo i la muntanya balla* han conectado con públicos diversos gracias a su profundidad emocional y su cuidada factura escénica. Broggi y su equipo han demostrado que es posible hacer un teatro contemporáneo desde la sencillez, la belleza y el compromiso con la literatura.
T de Teatre, fundada en 1991 por cinco actrices salidas del Institut del Teatre, ha marcado un antes y un después en la presencia femenina en la escena catalana. Su primera obra, *Petits contes misògins*, fue un éxito inmediato, y desde entonces han creado espectáculos que combinan humor, inteligencia y mirada crítica sobre las relaciones humanas, el género, la memoria o la maternidad. Obras como *Homes!*, *Delicades*, *Dones com jo* o *Canción para volver a casa* han contado con dramaturgias firmadas por autores como Sergi Belbel o Alfredo Sanzol, y han demostrado que el teatro popular puede ser también sutil, comprometido y profundamente humano.
También destaca La Calòrica, una de las compañías emergentes más celebradas de los últimos años. Formada por un grupo de jóvenes creadores en 2010, su teatro combina la reflexión política con la comicidad y la irreverencia. Obras como *Fairfly*, *Els ocells* o *Le congrès ne marche pas* han ofrecido una lectura crítica de la actualidad con un lenguaje escénico directo y fresco. La Calòrica ha sabido conectar con nuevas generaciones de espectadores, especialmente por su capacidad para integrar en escena temas como la precariedad laboral, el populismo o la polarización ideológica con una estética cuidada y un tono accesible.
La compañía Parking Shakespeare representa una forma distinta de entender el teatro en la ciudad. Fundada en 2009, esta formación ha hecho del espacio público su escenario natural. Cada verano, en el parque de la Estació del Nord, ofrecen montajes de obras de Shakespeare en versión catalana y con entrada libre. Su teatro al aire libre, basado en la cercanía y la desmitificación de los clásicos, ha conseguido fidelizar a un público intergeneracional. Su apuesta por el texto, la dirección coral y el juego escénico convierte cada función en una celebración del hecho teatral en estado puro.
No se puede hablar del teatro de Barcelona sin mencionar el trabajo de compañías como Teatre de Guerrilla, pioneros del monólogo cómico con conciencia social; Dagoll Dagom, artífices de algunos de los musicales en catalán más populares, como *Mar i cel* o *Flor de nit*; o los veteranos Comediants, cuya trayectoria desde los años setenta ha sido clave para llevar el teatro a las calles y las plazas. Todas ellas, con lenguajes diversos, han contribuido a crear una escena viva, plural y conectada con su comunidad.